En 2050 más del 30 por ciento de los habitantes del planeta tendrá más de 65 años. Un grupo poblacional que, ya en la actualidad, supera al grupo de 0 a 14 años. Un envejecimiento nunca antes visto en la historia de la humanidad que supone uno de los mayores desafíos del siglo XXI para la sociedad en general y que, como opina el director de Innovación Atendo, Luis Barros, «hay que poner en valor, aprovechando la oportunidad que esto supone para España y para Galicia en particular».
Galicia en particular, matiza, porque Europa, a través de su política de cohesión y las estrategias nacionales y regionales para la especialización inteligente (RIS3) marca el reto de ser la región líder en el sur de Europa en la aplicación de nuevas tecnologías en el ámbito del envejecimiento activo y vida saludable y en la promoción de la autonomía funcional.
«Sabemos que el futuro es humano, digital y plateado, y la Silver Economy será clave para la innovación, la creación de nuevos empleos y el crecimiento económico», explica este experto, que añade que «así que no debemos esperar mucho más para crear ecosistemas adecuados y promover en la sociedad la forma en la que se percibe a las personas mayores».
El concepto smart city está potenciando la humanización, personalización y la puesta al servicio de la salud de la ciudadanía de la tecnología. Para toda la gente y para todas las edades. ¿Cómo definiría una ciudad inteligente teniendo en cuenta el envejecimiento actual?
Como una ciudad que piensa en las personas, que responde a sus necesidades y expectativas y que les permite vivir el mayor tiempo posible en su entorno habitual, participando activamente de la sociedad. Una ciudad más humana que impacta de forma positiva en sus ciudadanos.
¿Qué recursos y herramientas existen para transformar a las ciudades en inteligentes, saludables y amigables, humanizadas y personalizadas?
Lo primero es que no debemos perder el foco de las personas y planificar a partir de ello. Esta transformación tiene que impactar positivamente en todas las áreas críticas como el transporte, la seguridad, el empleo, los servicios públicos, y generar espacios de vida facilitadores.
¿En qué medida la tecnología influye y define este tipo de ciudades?
Pienso que la tecnología pasará desapercibida y estará por detrás dando soporte inteligente y permitiendo ese entorno habitable, sostenible y eficiente.
¿Cómo deben afrontar este tipo de urbes las dos tendencias demográficas mundiales que van a marcar el devenir de todas las ciudades del planeta, según la OMS y la ONU: el envejecimiento activo y la urbanización creciente?
Teniendo claro como dice la OMS que el diseño de las mismas puede impactar positivamente o negativamente en la vida de las personas. Creo que diseñar con el envejecimiento en la mente es bueno para todos y es un buen punto de partida para afrontar la planificación de las ciudades del futuro.
¿Qué propuestas que se van a presentar en el Fórum RIES se podrán poner en práctica de forma real e inmediatamente?
Será muy interesante, por ejemplo, escuchar en el panel de expertos a Cesar Mosquera, Gil Gonçalves, Edna Pasher y Piret Hirv porque tendremos soluciones reales que ya están en práctica y que dan respuesta a esa necesidades y expectativas de los ciudadanos.
Como experto en gerontología, envejecimiento activo, y vivienda y modo de vida en la edad madura, ¿cómo puede mejorar la vida de las personas mayores una Smart City?
Considerando primero la diversidad de personas mayores, pues no todos tienen los mismos intereses ni están en la misma situación por tener la misma edad. Un Smart city debe ofrecer alternativas para situaciones de vida independiente y sobre todo para cuando somos más vulnerables y necesitamos del abrigo del entorno para seguir sintiéndonos parte activa de la sociedad. Creo que esto es un debe que actualmente tienen casi todas las ciudades con sus ciudadanos más longevos y que debemos revertir ya.