Joan Cornet es director del ‘Digital Health Observatorio. ECHAlliance’. Ha sido director del ‘Centro de Competencias mHealth. Mobile Wolrd Capital’; fundador y primer CEO de ‘BIOCAT i Ticsalud’; alto funcionario en la Comisión y el Parlamento Europeo; y alcalde de Manresa entre 1979 y 1986.

Según el último informe de la ONU de este mismo mes, se espera que la población mundial actual de 7.600 millones alcance los 8.600 millones en 2030; 9.800 milloes en 2050 y 11.200 millones en 2100. Con la incorporación de aproximadamente 83 millones de personas a la población mundial cada año, se espera que continúe la tendencia ascendente en el tamaño de la población, incluso suponiendo que los niveles de fertilidad continuarán disminuyendo. En ese sentido, Cornet, que participa en el III Fórum RIES18 pondrá a debate este fenómeno actual.

El concepto smart city está potenciando la humanización, personalización y la puesta al servicio de la salud de la ciudadanía de la tecnología. Para toda la gente y para todas las edades. ¿Cómo definiría en ese sentido una ciudad inteligente actual?

El concepto de Smart City engloba a varias industrias importantes dentro del poder de transformación de las ciudades. Hablamos de los transportes, los residuos, cuya digitalización nos permitirían generar modelos de previsión mucho más eficaces a la hora de gestionar nuestras ciudades, la e-Sanidad, dando una cobertura universal a nuestros ciudadanos con mejores herramientas y en un menor tiempo, o la energía, una de las industrias que más rango de eficiencia puede obtener de aquí al futuro, farolas en las ciudades que consuman menos, modelos de recuperación de energía o mejora de la eficiencia en energías renovables de alto impacto.

Las Smart Cities o ciudades inteligentes, son el resultado de la necesidad cada vez más imperiosa de orientar nuestra vida hacia la sostenibilidad. Así, estas ciudades se sirven de infraestructuras, innovación y tecnología para disminuir el consumo energético y reducir las emisiones de CO2.

Hay diferentes parámetros por los que se valora más a una ciudad que otra. Para ello se consideran 10 dimensiones que son clave: gobernanza, planificación urbana, gestión pública, tecnología, medioambiente, proyección internacional, cohesión social, movilidad y transporte, capital humano y economía.

En ese sentido, las ciudades inteligentes o «Smart Cities» son una revolución necesaria de especial importancia para el correcto funcionamiento de nuestro país en el futuro.

¿Qué recursos y herramientas existen para transformar a las ciudades en inteligentes, saludables y amigables, humanizadas y personalizadas?

En muchos sentidos, el concepto de ciudad inteligente es simplemente una buena planificación urbana que incorpora avances en tecnología digital y nuevas ideas en los conceptos de relaciones, comunidad, sostenibilidad ambiental, democracia participativa, buen gobierno y transparencia de la ciudad antigua. Además, la ciudad inteligente significa no solo diseñar ciudades de manera más significativa, tanto económica como ecológicamente, sino que, sobre todo, significa mejorar la vida cotidiana de las personas.

Las tecnologías que resolverán los desafíos de la urbanización y la infraestructura existen hoy en día para que los habitantes de muchas ciudades puedan disfrutar de los beneficios en el futuro.

De hecho y matizando e insistiendo en este aspecto, ¿En qué medida la tecnología influye y define este tipo de ciudades?

Realmente se reduce a uno: el Internet de las cosas (IoT). La tecnología de la ciudad inteligente.

La tecnología clave detrás del éxito de las iniciativas de ciudades inteligentes, ya sea para mejorar los niveles de contaminación o las condiciones del tráfico, es el IoT. El IoT es una red de dispositivos físicos conectados, como vehículos o electrodomésticos, que permiten que estas «cosas» se conecten e intercambien datos. Esto, a su vez, crea oportunidades nunca antes vistas para converger lo físico y lo digital, a través del análisis de datos, para mejorar la eficiencia (tanto en el sector público como en el privado), impulsar los beneficios económicos y mejorar los medios de vida.

¿Cómo deberían afrontar este tipo de urbes las dos tendencias demográficas mundiales que van a marcar el devenir de todas las ciudades del planeta, según la OMS y la ONU: el envejecimiento activo y la urbanización creciente?

Las ciudades a menudo se asocian con el incremento de poblaciones más jóvenes debido a su naturaleza predispuesta a atraer a personas en edad laboral en busca de empleo y oportunidades educativas. Sin embargo, se proyecta que la gran mayoría de las ciudades del mundo muestren un aumento más rápido en el segmento de más de 65 años, en oposición a sus poblaciones en edad de trabajar (de 15 a 64 años) durante el período 2016-2030. Para 2030, se espera que el 15% de la población urbana mundial tenga más de 65 años, lo que equivale a 766 millones.

La población urbana en 2014 representó el 54% del total de la población mundial, en comparación con el 34% en 1960, y continúa creciendo. El crecimiento de la población urbana, en números absolutos, se concentra en las regiones menos desarrolladas del mundo. Se estima que para 2017, incluso en los países menos desarrollados, la mayoría de las personas vivirán en áreas urbanas.

Las ciudades exitosas serán aquellas que sepan integrar multitud de ciudadanos procedentes de área en general rurales o con menos posibilidades de encontrar un empleo y la gestión de las personas ancianas. Dos grandes retos.

En la actualidad no hay muchos ejemplos de éxito, excepto en Japón. Hay muchos planes, pero la realidad muestra que no siempre se ejecuta. Sabemos por evidencias clínicas que el 8,5 % de las personas mayores de 50 años desarrollaran patologías como demencias vasculares y Alzheimer, pocas ciudades han elaborado y ejecutado planes para atender a esta creciente población.

¿Cómo disponer de las nuevas tecnologías en las ciudades inteligentes, para que sirvan a la salud y a todas las personas de todas las edades?

Hay una enorme variedad de tecnologías que se ha demostrado son eficaces y seguras. El coste al igual que sucede en los dispositivos domésticos decrece progresivamente. El problema no yace en las tecnologías sino como “transformamos” nuestras ciudades. En las últimas décadas nuestra sociedad se ha priorizado la individualidad, perdiendo el sentido de “tribu” que es de donde procedemos.

Hemos creado la ilusión de que nuestros esfuerzos tienen que entrarse en nuestra persona y en nuestra familia. El objetivo es tener una casa o un piso confortable y un coche o más. Es un objetivo legítimo y lógico, pero insuficiente. Puedo tener un coche último modelo y super veloz, ¿pero de que me sirve si no hay calles, carreteras o autopistas adecuadas? ¿y si no utilizo el coche, dispongo de un transporte público eficiente y de calidad? ¿ Cómo puedo tener salud si hay un elevado nivel de contaminación en mi ciudad?

Hemos caído en la trampa del hogar narcisista, autosuficiente y que prefiere aislarse de espacio púbico. Los servicios públicos como educación y salud y servicios sociales son fundamentales para nuestro bienestar y para alcanzar una calidad de vida adecuada. La lista sería larga, por ejemplo, el tema de seguridad en el sentido amplio del término es muy importante para todos, como los servicios de salud y sociales.

Transformar nuestras ciudades requiere un cierto pacto social. Al igual que en nuestras familias llegamos a acuerdos (o no…) sobre donde vamos de vacaciones, donde van a estudiar nuestros hijos, que coche nos compramos o qué tipo de vivienda deseamos obtener, también una ciudad tiene que poder analizar sus objetivos, sus necesidades, sus prioridades, etc. y alinearlas con los recursos que existen, tanto humanos como presupuestarios.

Después cuando existe un programa de transformación de la ciudad, es cuando hemos de identificar que tecnologías pueden ayudarnos a implementar esta transformación. No podemos delegar todo ello a nuestros representantes municipales, que sin duda son muy importantes para llevar a término esta transformación, además hay que crear un movimiento ciudadano, con organizaciones locales y ciudadanos individualmente que colabore para conseguir una verdadera ciudad inteligente.

¿Qué propuestas debatidas en el Fórum RIES se podrán poner en práctica de forma real y desde ya?

Al hilo de mi respuesta anterior, el sólo hecho que el Fórum RIES ponga el tema de las “Ciudades Inteligentes” en la mesa, es un paso importante. Se trata de identificar necesidades y deseos de los ciudadanos, después analizar qué tecnologías pueden ayudarnos a alcanzarlas.

No puedo avanzar en que iniciativas del Fórum Ries se podrán poner en práctica de forma real., pues no las conozco todas a fondo. De lo que si estoy seguro es que el Fórum RIES puede ayudar a crear liderazgos específicos, tanto en el compromiso de transformar nuestras ciudades como en liderar el desarrollo de tecnologías adecuadas.

¿Qué proyecto de este tipo de ciudad le gusta especialmente?

Hay un gran número de ciudades populares y culturalmente ricas que tienen poblaciones más pequeñas, que a menudo hacen que los residentes tengan un nivel de vida más alto. Barcelona, Sídney, Berlín y Vancouver tienen menos de cinco millones de residentes, pero son opciones muy populares para la vida en la ciudad. También hay algunas ciudades comparativamente muy pequeñas con grandes reputaciones culturales, históricas o políticas, como Sarajevo (314,000), Edimburgo (502,000) y Venecia (631,000), lo que demuestra que las ciudades pequeñas pueden ser muy importantes sin importar el tamaño de su población.

Estoy convencido que, en Galicia, que ya está trabajando en transformar sus ciudades puede ser un referente en España y en Europa. Es una cuestión de liderazgos…