El Fórum RIES18 organizado por el Cluster Saúde de Galicia, lleva a Pontevedra a ponentes de reconocido prestigio nacional e internacional, que avalan la alta calidad de este evento. Un encuentro que, en esta tercera edición, va camino de convertirse en referencia en su ámbito, el sector sociosanitario y de la salud.
Josep de Martí es uno de estos ponentes.
Licenciado en Derecho; máster en Gerontología Social; máster en Derecho Público y Organización Administrativa, es actualmente director y promotor del portal Inforesidencias.com tras haber trabajado como inspector de servicios sociales y como jefe de la Sección de Inspección de Servicios Sociales de la Generalitat de Cataluña. Actividad que compagina con su cargo de profesor del máster en Gerontología Social de la Universidad de Barcelona y de curso de postgrado en Dirección de Residencias en tres universidades.
Además es miembro del Grupo de Investigación del Envejecimiento de la Universidad de Barcelona; profesor invitado de la maestría en Gerontología Social de la Universidad Autónoma Juárez de Tabasco en México; y miembro de la Sociedad Catalano-Balear de Geriatría y Gerontología (SCBGG).
Parte del ámbito del concepto Smart City reivindica la humanización, personalización y la puesta a disposición de la ciudadanía de la tecnología. Para todas las personas y para todas las edades. ¿Qué es para usted una Smart City?
Una Smart City o ciudad inteligente es una urbe comprometida en la que tanto los gobernantes como la sociedad civil se ponen de acuerdo para que la innovación y los avances tecnológicos se orienten en beneficio de todos los habitantes. Eso puede tener una repercusión importante en el medio ambiente y también en la inclusión de todas las personas, de todas las edades, aunque sufran dependencia o discapacidad.
¿Qué recursos y herramientas existen para transformar las ciudades en inteligentes, saludables, amigables y humanizadas?
La clave está en la planificación. No se trata de ir haciendo “cosas” sino de orientar la ciudad en un sentido. A veces son ideas y proyectos muy complicados. Otras no tanto. Por ejemplo, implantar el uso de semáforos fácilmente visibles y detectables por parte de personas mayores, usar inteligencia artificial para programar servicios, pasos de autobuses o adaptar los medios de transporte para que san más cómodos y adapables para su uso por parte de todos. Existen muchos ámbitos en los que trabajar.
De hecho y matizando este aspecto, ¿En qué medida la tecnología influye y define este tipo de ciudades?
Influye muchísimo. Aunque en la mayoría de ocasiones cuánto más influye, más invisible es. Algo tan sencillo como que se extiendan puntos de acceso a Internet inalámbricos, o el acceso rápido con fibra óptica por toda la ciudad, puede facilitar que se pongan en marcha iniciativas que permiten vivir mejor a personas mayores que utilizan algún dispositivo conectado. A veces no nos daremos cuenta, pero la ciudad inteligente es mucho más silenciosa que una que no lo es.
¿Cómo deben afrontar este tipo de urbes las dos tendencias demográficas mundiales que van a marcar el devenir de todas las ciudades del planeta, según la OMS y la ONU, el envejecimiento activo y la urbanización creciente?
Lo primero que deben hacer es saber cuál es el diagóstico demográfico que tenemos por delante. Nos esperan unos años en los que en Europa Occidental vamos a pasar de un 15 por ciento a un 30 por ciento de personas con más de 65 años. En España, por ejemplo, pasaremos del 18 por ciento al 35 por ciento. Una parte de estos mayores van a necesitar atención a la dependencia y estas atenciones van a depender en parte de cómo diseñemos o mejoremos las ciudades. El concepto de ciudad inteligente se une al de ciudad amigable con los mayores. Si todo lo que se construye nuevo se hace desde una perspectiva facilitadora y pensando en el diseño para todas las personas, podremos atisbar un futuro un poco mejor.
Como experto en gerontología, envejecimiento activo, y vivienda y modo de vida en la edad madura, cómo puede mejorar la vida de las personas mayores una Smart City?
Puede generar seguridad. Si, por ejemplo, los semáforos, los pasos de cebra, los autobuses, el metro… disponen de mecanismos que los hace más “usables» las personas mayores saldrán más de sus casas.
¿Cómo encajan en toda esta nueva concepción urbana las ciudades amigables con las personas mayores?
La Ciudad Amigable, el programa de la ONU que en España gestiona el Imserso, va más allá, pero sin duda, una Smart City tiene más fácil y muchas más posibilidades de convertirse en Ciudad Amigable.